jueves, 13 de enero de 2011

Un nuevo algoritmo acelera el intercambio de información en redes



















Del mismo modo que los sensores que detectan el tacto y el movimiento en los teléfonos móviles se hacen cada vez más pequeños, baratos y fiables, los fabricantes de ordenadores están comenzando a tomar en serio la vieja idea del "polvo inteligente" (en inglés, smartdust) , o lo que es lo mismo, una red inalámbrica de minúsculos sensores microelectromecánicos, robots o dispositivos que pueden detectar señales de luz, temperatura, vibraciones, etc. Su colocación dispersa alrededor de un hospital, por ejemplo, podría aportar información sobre la temperatura o la humedad registrada en el interior del edificio o, incluso, seguir los pasos de los pacientes.
Pero para que tales redes puedan tomar decisiones colectivas, como reconocer que un volcán está cada vez más agitado, necesitan integrar la información recogida por cientos o miles de dispositivos.
El problema reside en que las redes de sensores baratos dispersos en entornos muy variables son propensas a formar "cuellos de botella", es decir, puntos de escasa conectividad por los que deben pasar todos los datos transmitidos para llegar a la totalidad de la red. Leer mas...

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